HER: la delicada y brillante película de Spike Jonze

Muchas veces cuando vemos una película, lo que buscamos es entretenernos durante un par de horas y dejarnos llevar por el argumento de la misma. Pero otras, nos da mucho más que entretenimiento. Cuando una película recibe tanta expectación como recibió HER en su momento, suelo dejarla de lado y esperar un tiempo para no crearme demasiadas expectativas y así evitar que me defraude. Y en cierta medida esto es lo que hice con HER.

Preferí no escuchar entrevistas, no ver reportajes ni leer nada relacionado con ella para así desintoxicarme del impacto mediático; pero he de reconocer que pese a eso, caí en sus redes y disfruté muchísimo de la película. 

A R G U M E N T O

Cartel promocional de la película

HER cuenta, a grandes rasgos, la vida de Theodore. Es un hombre solitario con una vida monótona que transcurre en un futuro donde la tecnología está muy desarrollada. Su trabajo no le llena y tan sólo tiene dos amigos que son pareja. Sus días pasan sin grandes cambios hasta que un día, atraído por la curiosidad, compra un sistema operativo inteligente.

El sistema en cuestión está desarrollado para facilitar la vida al usuario. Lee los correos, planifica reuniones, le busca lo que necesite y le da consejos. Sin embargo, cuando Theodore le pone el nombre de Samantha y comienza a hablar con ella cada día, se da cuenta que en realidad Samantha no es un mero ayudante ya que le brinda lo que realmente necesita: compañía.

Lo especial de HER es que aunque se centre en la relación de Theodore con Samantha, profundiza de tal manera que nos hace parar y preguntarnos: ¿nosotros también tenemos una relación demasiada estrecha con la tecnología? ¿Nos estamos perdiendo algo realmente (o vital) bueno del mundo real?

Veredicto: tienes que verla.
 

Theodore podría ser cualquiera de nosotros. Cualquiera que se sintiera solo y perdido. Cualquiera que saliera de una relación y no levantara cabeza. Cualquiera que se pase el día hablando con ciber-amigos y que desatienda a los de su alrededor. Cualquiera que tenga un trabajo que no le llene. Cualquiera que tenga miedo a que le hagan daño. Cualquiera...

Spike Jonze, el director de la película, hace una crítica (de una forma tierna y original) a una situación que cada vez es más común entre los humanos. Nuestro apego a la tecnología a veces roza lo ridículo, llegando a olvidar al resto de comensales en una mesa con tal de comprobar nuestras notificaciones en Facebook o menciones en Twitter. 

Aún así, el mensaje que me llegó de Jonze fue que, aunque creamos que la tecnología nos facilita la vida y que nos complementa de alguna manera, en ciertas ocasiones hace que seamos más dependientes, vulnerables y más solitarios. Como si las tecnologías creasen una falsa realidad que, irónicamente, somos nosotros mismos quienes las construimos.

Para Theodore, al principio, Samantha era un mero apoyo para aliviar el hastío por el que pasaba en ese momento de su vida. Ya sabéis, alguien con quien poder hablar de lo que fuera sin tener que preocuparse por nada en concreto. Se acostumbra a vivir en una vida confortable y fácil donde tiene la compañía de Samantha aunque no sea una presencia física ni real. Un conformismo que inevitablemente le lleva a aislarse simplemente porque no es capaz de ser él mismo, abrirse y enfrentarse a sus problemas. 

Esta situación, aunque parece ideal y convence al protagonista, se trunca de tal forma que sigue poniendo de manifiesto que hay una pieza que falta en su rompecabezas. Y lo cierto es que su caso no es el único. Como él, surgen muchas personas que mantienen relaciones sentimentales y utópicas con sistemas operativos inteligentes.

¿Puede que todo esto surja como un escudo? ¿Un escudo que separe a la persona de su entorno, con el fin de evitar que sientan cosas auténticas por miedo a ser heridos de nuevo? Yo creo que sí.

Como os decía antes, la mano de Jonze acaricia con delicadeza y a la vez con crudeza una realidad muy presente, aunque se presente como un futuro lejano en el que la tecnología está muy desarrollada. La actuación de Joaquin Phoenix quien interpreta a Theodore, es brillante. Él sólo consigue llenar la pantalla y transmitirte cientos de sentimientos con una mirada, una sonrisa de medio lado o un simple gesto de agachar la cabeza. En la película no es que exista un gran reparto en cuanto a número, pero desde luego, en cuanto a calidad no han escatimado en absoluto. Por otro lado, Scarlett Johansson es la encargada de poner voz al sistema operativo Samantha. Su rostro/cuerpo no aparece en ningún momento en la película pero consigue transmitir tanto con los diferentes tonos de voz, que se hace presente en cada escena. Una risa, un diálogo o incluso un silencio, se convierten en elementos fundamentales para la película gracias a su magnífica interpretación.

En definitiva, si tenéis la oportunidad de ver la película y además, hacerlo en versión original, hacedlo. Porque os encantará.

Miryam Artigas