Adolescencia, primer amor,
problemas en casa… Todos estos tópicos son tan recurrentes y repetitivos como
temas centrales en largometrajes, que ya nos resultan aburridos y hacen que prefiramos no ver un filme si ya
conocemos de qué va el argumento. Pero este no es el caso de Submarine. Con esta película decidí arriesgarme y a pesar de leer la sinopsis me
decidí a verla. Y tengo que decir que fue la decisión más acertada.
El director inglés Richard Ayoade, ha conseguido una bonita
historia basándose en aspectos poco originales, pero haciendo algo que resulta
totalmente inesperado para el público.
Oliver Tate, es un adolescente un tanto peculiar, que se siente
atraído por una compañera de clase, llamada Jordana
Bevan, una chica directa, rebelde y sin pelos en la lengua. El chico
valiéndose de actuaciones poco éticas, contra otra compañera de clase, consigue
llamar su atención y comenzar una relación. Cuando todo parece ir viento en
popa, la situación familiar de ambos toma un giro inesperado afectando de lleno
a su relación. Los padres de Oliver
están pasando por una grave crisis por culpa de un antiguo novio de su madre,
el cual se ha mudado y ahora es su vecino. Por otra parte la madre de Jordana padece un grave cáncer. Oliver
intenta con todas sus fuerzas salvar el matrimonio de sus padres, descuidando
la relación con Jordana, incluso fallándole en uno de los momentos más duros de
su vida, la operación a vida o muerte de su madre. Ambos se acaban alejando y
cuando la situación en la casa de Oliver mejora e intenta buscar a Jordana, esta está muy dolida y lo
rechaza. Aunque el chico no se rinde y el final vuelve a dar un giro para
sorprendernos.
Craig Roberts (como Oliver), aporta melancolía y dulzura con un
toque de egoísmo y Yasmin Paige (como Jordana) dota al relato de viveza
y espontaneidad, consiguiendo entre ambos un resultado fresco y emotivo que no
resulta para nada cursi.
El director ha adaptado a
película una novela del escritor galés Joe Dunthorne y ha sabido llegar al público con pequeños detalles llenos de
emoción y simbolismo, como los característicos uniformes y abrigos de los
protagonistas o la narración que va haciendo Oliver sobre sus propias vivencias.
La historia nos aporta una idea
clara sobre la adolescencia y ese duro y complicado paso de la niñez a la
madurez. También nos deja ver a una sociedad un tanto deprimida que se resiste
a salir de la zona de confort y no
quiere que cambie nada de su entorno (como se aprecia en el comportamiento de Oliver al luchar para intentar que su
familia se mantenga como estaba).
Por último hay que destacar la
increíble banda sonora de Submarine. Esta banda sonora cuenta
con seis temas de Alex Turner, vocalista de Arctic Monkeys, destacando entre ellos Piledriver Waltz.
La perfectas interpretaciones, la
banda sonora y el talento del director hicieron de Submarine una de las
películas mejor valoradas de las islas británicas en 2010.
Analizamos Submarine de Richard Ayoade
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12:00
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